Una chocoana en Alemania
Laura Álvarez trabaja como médica asistente en el Hospital Universitario de Bonn. Nació y creció en el Chocó. Aquí nos cuenta su historia.
¿Quién es Laura Álvarez?
Mi Nombre es Laura, soy Residente de anestesiología y cuidados intensivos en UKB Bonn. Nací en Quibdó, capital del departamento del Chocó. Durante mi infancia, viví en el barrio Niño Jesús, lugar en el cual pasé los mejores años de mi niñez. Hasta mis 12 años estudié en el IEFEMP (colegio católico femenino).
Los años que viví en el Chocó, fui muy feliz, recuerdo bañarme con mis amigos en la lluvia jugando al “aponchao”, jugando a las escondidas o montando bicicleta con mis hermanos y amigos. Cuando se inundaba el Barrio por la Yesca, un rio que teníamos bastante cerca, tratábamos de ver siempre el lado positivo, por ejemplo…Lo que más me gustaba era el apoyo comunitario en situaciones adversas, toda la comunidad buscaba la forma de colaborar a los mas afectados. Mis padres siempre nos enseñaron que la unión hace la fuerza y que si trabajamos unidos podemos salir juntos adelante.
Desde muy pequeña fui consciente de la problemática que existe en el Chocó, un departamento abandonado, envuelto en la corrupción y la pobreza. Durante mi adolescencia, me parecía increíble que los gobernantes prefirieran robarse el dinero, en lugar de ayudar a tantos niños que se encuentran en estado de desnutrición y que a diario mueren de hambre, o de garantizar los derechos básicos para cualquier ciudadano como lo son el acceso a la salud y a la educación.
En Quibdó viví hasta los 12 años y después nos mudamos a Barranquilla, una ciudad del Atlántico colombiano. Esto significó un gran cambio en nuestras vidas, pues de vivir en un pueblo, pasamos a vivir en una gran ciudad. Siempre estuve en contacto con mi familia del Chocó, viajábamos casi todos los diciembres para pasar navidades juntos. Siempre deseé en algún momento de mi vida volver y ayudar de alguna manera, sentía que era el deber de cada chocoano aportar al desarrollo de nuestro departamento desde lo individual y/o lo colectivo.
¿Cómo llegaste a Alemania?
Pasó el tiempo e ingresé a estudiar medicina, y fue entonces como supe de estudiantes que se fueron de intercambio a Alemania y quedaron fascinados de su cultura y avance. Mi hermano realizo su año de internado en Mainz, y me comentaba lo bien que está organizada Alemania. Desde entonces me interesó muchísimo, y gracias al gran esfuerzo que hicieron mis padres, pude viajar en el año 2015 a Alemania, para aprender alemán y realizar mi internado.
Hoy en día estoy infinitamente agradecida con todas las personas que me motivaron, en especial a mis padres por hacer de este sueño una realidad.
¿Que diferencias hay entre el Chocó y Alemania?
Al llegar a Alemania el cambio fue enorme, TODO es distinto. La Cultura, la vida diaria, las estructuras sociales y organizativas, el transporte, etc. Entre las grandes diferencias, esta la puntualidad, que para los alemanes hace parte de su cotidianidad, pues es una muestra de su excelencia, responsabilidad en su trabajo y respeto por el otro. Aquí he aprendido la importancia de este valor.
En cuanto a la comida, esta es totalmente distinta, sobre todo las especies que utilizan para condimentar los alimentos. Un sabor que para mi, aunque pasen los anos será inigualable y a pesar de la variedad de salchichas alemanas que existen, será el de la longaniza chocoana, la cual para mi mí sigue siendo el mejor embutido del mundo.
Una de las cosas que mas admiro de Alemania es su sistema de salud, el cual garantiza el acceso y calidad de atención a toda la población sin importar su nivel social o su proveniencia. Para mi como médica colombiana, es un privilegio conocer de cerca este tipo de experiencias y de trabajo, pues espero poder replicar en Colombia en un futuro algunos de mis aprendizajes en esta área y así brindar unas condiciones de vida más dignas para nuestros habitantes, quienes en muchos casos, por ejemplo en la zonas rurales, no cuentan siquiera con un centro de salud en la comunidad.
¿Cómo conociste CASA HOGAR?
En mi trabajo como médica en Alemania en la UKB conocí a Theodor, fundador de CASA HOGAR y de la admirable misión de esta organización en el Chocó. Inmediatamente quise integrarme al equipo de voluntarios(as), pues por un lado me conmovió enormemente la misión de la organización y por otro porque conozco de primera mano la situación de las mujeres y niñas del Chocó, en la que su apoyo y promoción puede significar la diferencia entre llevar una vida en condiciones dignas y una en condiciones de extrema pobreza encrudecida además por las características del sistema machista que domina nuestra sociedad, Admiro además profundamente de los voluntarios y voluntarias de CASA HOGAR, quienes sin conocer al pueblo chocoano nos dan una lección a muchos de dedicación, entrega y solidaridad por el prójimo.
¿Qué te motiva a hacer parte de CASA HOGAR?
Soy consciente de que las niñas del Chocó, afrocolombianas o de comunidades indígenas no tienen la posibilidad de cubrir sus necesidades básicas como el acceso a la salud, a la educación o incluso al agua potable. Ellas no nacen con los mismos privilegios- aunque debería más bien hablar de derechos- y comodidades que otros. En Chocó es reducido el número de mujeres que logran terminar el bachillerato y mucho menor es el número de aquellas que pueden acceder a una educación superior. Sumado a esto, la dominación de las estucturas patriarcales y machistas en Colombia, y especialmente, en aquellas zonas más apartadas del país, tiene como consecuencia que las mujeres ni siquiera puedan aspirar a tener cargos de alta responsabilidad en la sociedad. En este contexto, resulta difícil incluso que los sueños y metas de las niñas sean apoyadas por sus mismos familiares, ya que estos creen que su única función es la de quedarse en casa, tener hijos y atender a la familia. Es una triste realidad que va a necesitar generaciones para poder ser cambiada, pero que sólo gracias a la unión de esfuerzos aquí y allá dará frutos.
¿Cuál es tu mensaje para otras personas que quieren apoyar CASA HOGAR?
Todos y todas merecemos que nuestros sueños y metas puedan hacerse realidad, pero algunos necesitan más apoyo en su camino que otros: yo, una medica chocoana en Alemania, tuve todas las herramientas y apoyo necesario para cumplir mis sueños y poder hablarles a ustedes desde aquí. Me considero una mujer privilegiada pero no deberíamos vivir en una sociedad de privilegios, por eso haré todo lo que esté a mi alcance para apoyar a las niñas y mujeres del Chocó e invito a cada uno de ustedes a hacer lo mismo, porque sólo juntos lograremos el cambio que el mundo necesita. Si no es hoy, ¿cuándo?